sábado, 25 de septiembre de 2010

Semana de la Juventud 2010

El 12 de Agosto fue declarado por la Organización de las Naciones Unidas como Día Internacional de la Juventud; en nuestro país el H. Congreso de la Unión ha declarado este año la misma fecha como Día Nacional de la Juventud, por lo que México se une al mundo entero en la celebración de este segmento de nuestra población, que en nuestro país es de gran tamaño.
Es importante que se designe un día para celebrar a todos los jóvenes mexicanos, pero los festejos no deben durar sólo un día, sino que toda la población deben tener una especial atención en los jóvenes durante todo el año. Particularmente en estos tiempos en que nuestro país transita por una problemática muy característica, y que los jóvenes están siendo presa fácil de falsos líderes, de personas que los utilizan para realizar actividades ilícitas, que los explotan, etc.
Muchos jóvenes han perdido su libertad, tienen miedo de realizar actividades cotidianas, se han acostumbrado a vivir con incertidumbre, se han quedado encerrados por miedo a la delincuencia. Sin embargo, existen muchos otros que luchan por no caer presas del miedo, que viven con la esperanza de que la realidad de nuestro país cambie, y viven con fe día a día.
Pero la inseguridad no es el único problema en el que se encuentra inmersa la juventud, hay muchos otros que viven en la pobreza extrema, que no cuentan con oportunidades para poder estudiar, que no consiguen trabajo, que se encuentran atrapados en las adicciones, y no sólo a sustancias prohibidas, también adictos a diversas drogas como a la tecnología, a tantas redes sociales que les absorben la mayoría del tiempo. Pese lo anterior, existen jóvenes que desean que todo esto cambie, que luchan diariamente, que tratan de encontrar consuelo en una persona que nunca nos deja solos, que siempre está ahí para comprendernos, ayudarnos, acompañarnos en nuestra vida diaria; sólo tenemos que pedírselo, esa persona es Jesús de Nazaret, que también paso por esta bella etapa de la vida, el también fue joven.

Los jóvenes y adolescentes constituyen la gran mayoría de la población de América Latina y de El Caribe. Representan un enorme potencial para el presente y futuro de la Iglesia y de nuestros pueblos, como discípulos y misioneros del Señor Jesús. Los jóvenes son sensibles a descubrir su vocación a ser amigos y discípulos de Cristo. Están llamados a ser “centinelas del mañana” (DA 443). Celebremos pues a todos los jóvenes de nuestro país y en especial a los de nuestra Arquidiócesis, deseando que nuestro Señor Jesucristo nos a acompañe y nos guíe siempre en la construcción de la Civilización del Amor.

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